VIDEOINSTALACIÓN
Mi interés por la ciudad de Caracas nace de un afecto profundo, pero también de una necesidad constante de habitarla críticamente, de pensarla a través de sus trayectos, ritmos y tensiones cotidianas. Desde hace varios años, caminar se ha convertido en parte de mi práctica artística, una manera de aproximarme a lo urbano. Como observadora atenta, movida por la inquietud creativa, recorrer Caracas me permite entrelazar lo estético con lo político y cuestionar, desde la “belleza crítica”, la ciudad como una materia contradictoria en permanente transformación.
Zeinab Rebeca Bulhossen
TRAYECTOLARIA es un neologismo creado específicamente para estas obras, una palabra que alude a la creación libre y a la construcción poética del espacio a través del desplazamiento. Esta videoinstalación surge de la experiencia directa con el espacio público y propone una lectura minuciosa del entorno. ¿Puede el desplazamiento urbano revelar nuevas formas de percibir y sentir la ciudad? ¿Qué sucede cuando las líneas rectas y los cruces se transforman en líneas líquidas, capaces de activar el espacio? Inspirada en las aceras de Caracas y en las juntas del concreto que las recorren, la obra muestra cómo esas líneas delimitan el tránsito cotidiano y, al mismo tiempo, lo activan. En el entrecruzamiento de trayecto y trazo, emerge una dimensión intermedia donde el movimiento no solo atraviesa el territorio, sino que lo define y amplía.
Las obras aquí reunidas —nueve videos que permutan en los monitores— son extensiones de gestos asociados al recorrido, pero también al acto reflexivo y en diálogo con la ciudad: caminar, detenerse, observar, volver, siempre sin prisa. ¿Qué se encuentra en lo inadvertido, en lo poco visible? ¿Pueden pequeños gestos y elementos casi imperceptibles transformar lo habitual en una experiencia significativa?
Así, surgen detalles sutiles y se revelan huellas que la mirada recupera de vivencias infantiles, aunque también se incorporan enfoques gráficos y pictóricos relacionados con el Abstraccionismo artístico, transformando cada sector escogido de las aceras en un fluir de líneas, las pausas del sol y las sombras generan formas geométricas , la aparición imprevista de seres orgánicos (insectos, hormigas, gusanillo) residuos (“palitos de chupeta” removedores, papelitos ) y pequeñas flores que se desplazan como en un brevísimo ciclo del azar y el color.
Desde ángulos cenitales, los planos espaciales se invierten y se proyectan sobre las paredes, expandiendo el campo visual y transformando las juntas de construcción en cauces por donde fluyen líneas líquidas. El suelo deja de ser un simple soporte para convertirse en un espacio de sentidos: las juntas del concreto, habitualmente invisibles, emergen como geometría urbana viva, en constante transformación.
La ralentización (slow motion) ha sido el único recurso digital empleado, aportando a cada plano un tiempo emotivo e intensificando la belleza de lo efímero.




Texto cortesía de Zeinab Rebeca Bulhossen.
Fotos cortesía de Comunicaciones.