Tito Caula fue un fotógrafo de origen argentino nacido en 1926. Se residenció en la ciudad de Caracas a partir de 1960 cuando se abría paso la pujante democracia venezolana. Como fotógrafo publicitario y documentalista de oficio, Caula desarrolló un amplio cuerpo de trabajo en torno a los dinámicos desplazamientos de la vida de aquel entonces.
Durante la década de los 70, Venezuela disfrutaba del gran apogeo de las artes visuales. La producción cinematográfica, televisión y teatro viven su época de oro, alimentada por el crecimiento de la industria y el comercio que vieron en estos medios una inversión segura. De ahí que la publicidad ocupara el lugar privilegiado del momento. Las agencias publicitarias comenzaron a implementar estudios de mercado y las campañas experimentaron con nuevos elementos estéticos que terminaron por revolucionar el “arte de vender”.
La fotografía jugaría un papel protagonista en un nuevo lenguaje visual influenciado enormemente por el cine, inicialmente en Estados Unidos pero que rápidamente se propagó a Latinoamérica. El fotógrafo neoyorkino Richard Avedon (1923-2004) fue de los primeros en romper los cánones de la fotografía de la moda, combinando movimiento y elegancia en imágenes que fusionaban el documentalismo callejero con la fotografía de autor.
Tito Caula se trajo el glamour hollywoodense de su experiencia en el cine argentino. Como Avedon, convirtió el estudio –a veces también la calle– en un lienzo blanco de infinitas posibilidades. Se especializó en la fotografía comercial con una mirada sumamente personal, imposible de separar de la fotografía autoral, o incluso de la documental, pues su inmenso archivo guarda un testimonio histórico de la sociedad venezolana de los años 70.
“Las imágenes de Caula ciertamente buscaban alimentar los sueños y deseos de su audiencia. Basadas en los íconos establecidos dentro de la cultura visual estadounidense, particularmente aquellos asociados con el cine y la publicidad, proporcionan una idea de cómo los venezolanos de clase media de las décadas de 1960 y 1970 querían ser vistos y en qué querían convertirse” [White, R. (2021), “El imaginario fotográfico de Tito Caula y la modernidad caraqueña de mediados de siglo” en Journal of Urban Cultural Studies, Vol. 8, Nro. 1, pág. 66].
La colección El Registro Inagotable de Tito Caula, perteneciente al Archivo Fotografía Urbana, da cuenta de una obra muy particular y diversa; un ejercicio constante en el que el autor, capaz de desplazarse con delicada soltura técnica y acuciosa profundidad de la mirada, consigue navegar por una vasta cantidad de modalidades dentro del género: el reporterismo gráfico, los encargos institucionales, los proyectos privados, el documentalismo y muy especialmente los territorios poco estudiados de la fotografía publicitaria.
En el estudio hace un especial acercamiento a su trabajo publicitario. La selección es un recorrido a través de su experiencia dentro de su propio estudio, con personajes icónicos de una época que permanece en la memoria colectiva. La revisión de sus negativos y numerosas copias contacto, muchas de ellas marcadas y cortadas a medida por el autor, descubren una fotografía sumamente personal y original. Desbordándose de los límites del blanco sinfín, Caula se apropia del espacio urbano como si fuese su estudio y construye imágenes efectivas para la publicidad donde siempre se incorpora una mirada irónica.
A través de técnicas de edición propias del diseño editorial y de dispositivos menos convencionales como el uso del ojo de pez para dar mayor efecto de movimiento, Caula consigue estar a la altura de los grandes íconos de la fotografía publicitaria de la época, como Avedon o como el español Leopoldo Pomés (1931-2019). Su discurso autoral sobre lo comercial invade los límites de la fotografía documental, abriendo una mirada más compleja sobre la posición de la fotografía latinoamericana contemporánea, hasta ahora relacionada casi en su totalidad a la denuncia social y a los levantamientos políticos de la región.
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